Caos, expedientes y malestar: el mandato de Nonia Velázquez en la cárcel de Ceuta

La prisión de Ceuta vive en tensión permanente. En solo dos años, la gestión de la directora ha estado marcada por expedientes disciplinarios, denuncias de sindicatos, módulos cerrados y un clima laboral asfixiante.

El Centro Penitenciario de Ceuta de Fuerte Mendizábal, atraviesa una de sus etapas más delicadas desde que Nonia Velázquez Calleja asumiera la dirección en julio de 2023. Su nombramiento supuso un hito, al convertirse en la primera mujer en dirigir la cárcel ceutí tras la salida de Pablo García Pacios hacia el Gobierno de la Ciudad. Sin embargo, lo que comenzó como un avance histórico pronto se vio empañado por conflictos internos, críticas sindicales y acusaciones que han colocado a la directora en el centro de la polémica.

El primer episodio de tensión llegó apenas unos meses después de su llegada, en octubre de 2023, cuando cesó al subdirector de seguridad tras varios enfrentamientos. Aquel movimiento estuvo rodeado de sospechas y se relacionó con denuncias de supuestas irregularidades en la prisión. Desde entonces, la relación con la plantilla no ha dejado de deteriorarse y las quejas se han sucedido en cascada.

Críticas desde todos los frentes sindicales

Todos los sindicatos con representación en el centro han señalado la gestión de Velázquez en algún momento. UGT-Acaip la ha definido como “cortijera y caprichosa”, criticando el uso de las comisiones de servicio y denunciando un sistema de promoción profesional marcado por el amiguismo. CSIF, por su parte, le ha reprochado el incumplimiento de acuerdos sobre vacaciones, lo que consideran una ruptura de la buena fe laboral. TAMPM, el sindicato mayoritario en la prisión, ha descrito su mandato como convulso, autoritario y marcado por la falta de comunicación, hasta el punto de denunciar condiciones laborales insalubres con presencia de cucarachas en diferentes departamentos. CCOO también ha elevado sus críticas, hablando de abandono en la prisión, de carencias en materia de seguridad y de la ausencia de programas de drogodependencias que, a su juicio, ayudarían a reducir la conflictividad entre los internos.

Expedientes, denuncias y un clima enrarecido

A estas denuncias públicas se suman los testimonios de funcionarios que aseguran haber sido expedientados por cuestionar a la directora. La mayoría de ellos son delegados sindicales o miembros de la Junta de Personal, lo que ha reforzado la idea de que se utilizan expedientes disciplinarios como herramienta de presión. Las acusaciones también apuntan a un presunto desfalco en el área de alimentación que habría supuesto la pérdida de decenas de miles de euros, a nombramientos cuestionados por la falta de experiencia de algunos directivos y a un uso excesivo de las cámaras de seguridad para vigilar al personal.

Un centro sin rumbo

El panorama del centro penitenciario no es mejor en lo estructural. Más de la mitad de sus módulos permanecen cerrados y deteriorados, la plantilla ha perdido efectivos en lugar de reforzarse y no existe un plan de futuro claro. Según varias fuentes consultadas, la cárcel funciona por pura inercia y gracias a la profesionalidad de sus trabajadores, mientras que la dirección carece de un proyecto que marque el rumbo.

¿Qué pasará con Nonia Velázquez?

El futuro de Nonia Velázquez al frente de Fuerte Mendizábal es ahora una incógnita. Los posibles movimientos que se esperan en la Delegación del Gobierno y en las direcciones provinciales podrían tener un efecto directo sobre su continuidad. Lo cierto es que, tras dos años de gestión, la prisión de Ceuta se encuentra en un escenario de bloqueo, con un clima laboral enrarecido y con la directora en el ojo del huracán.

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